¡Hola, mundo!
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Hipnosis, Ciencia o Misterio
Mi amigo Alberto estuvo leyendo uno de mis artículos que había colgado en mi página web sobre los misterios que pueden surgir en la vida misma.
Y Me dijo:
“Pues tengo que contarte una anécdota que me ocurrió cuando era un chaval y estudiaba en el instituto”.
Alberto, escéptico por naturaleza, informático de profesión y motero por devoción, me propuso quedar un día para contarme aquella singular experiencia.
Como tengo por costumbre, las historias que me cuentan las dejo en lo que yo llamo “el cajón del tiempo” y cuando creo oportuno le doy luz verde a la publicación.
Comienza así:
“Yo estaba en el instituto, en el Felipe Trigo de Móstoles, España y tenía 17 años de edad. En ésa época salíamos a la calle en la hora del recreo e íbamos a unos soportales frente al recinto para fumar un cigarrillo, ya que en el interior estaba prohibido fumar.
La calle del Felipe Trigo, que es en cuesta, y tienes que subirla si querías sentarte los soportales. Había una pared de dos metros de altura con una jardinera semicircular y les dije a mis colegas que no iba a dar la vuelta y que treparía por ahí mismo. Me subí a la jardinera, me enganché a la barandilla y allí me quedé. Mis amigos hicieron lo mismo y cuando ya estaban todos arriba me caí de bruces hacia atrás golpeándome la espalda con la jardinera. ¡”Me la destrocé”! Estuve una semana con fuertes dolores y no dije absolutamente nada a mi familia para que no se preocuparan. Las cosas de chavales. El dolor persistía y me costaba horrores levantarme de cualquier asiento.
Un día llegué a casa y mi madre en la cocina terminando de recoger para irse a hacer unos recados. En la sala de estar sonaba un programa de radio que aún mi madre no había apagado, cuando al pasar junto al receptor escucho al locutor que se disponían a hipnotizar en directo por radio a toda persona que quisiera prestarse. Yo siempre he sido muy escéptico con este tipo de cosas creyendo que son tonterías.
El hipnotizador explicaba que este tipo de hipnosis lo iba a emplear para quitar dolores, para dejar de fumar y no sé qué cosas más…. Me sorprendí al escuchar “quitar dolores” y “dejar de fumar”, joder, ¡me interesa!
Así que tomé asiento en un sillón y el hombre comenzó a hablar muy pausado, muy tranquilo…
– Relajaté, cierra los ojos…
Daba las instrucciones oportunas, yo solo, en el sillón, sentado.
-Empezaré a contar desde diez hasta llegar al uno, relajaté, piensa en… 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4…
Ya empezaba a aburrirme pensando en qué tío más coñazo y cuando llega 3, 2, 1 …., yo que estaba tan tranquilo, tuve un espasmo como cuando das una cabezada de sueño, pero el tío continuó hablando y le oí: “voy a contar hasta tres y te vas a despertar…”
Yo pensaba que me había dormido de aburrimiento, o es que este hombre casi lo consigue, y le oigo de lejos decir uno, dos, tres despierta…
¡Vaya! Pensé. Esto no ha servido para nada, menuda tontería, me levanté, y para mi asombro, la espalda había dejado de doler, me pude levantar del sillón sin dolor y de manera normal, como si no hubiese tenido lesión alguna.
Desde ese día sigo pensando que algo pasó ahí, no sé el qué, pero algo ocurrió.
En esta pausa le pregunté si tuvo consciencia del tiempo transcurrido desde ese “cabezazo” hasta que contó tres para despertar y me respondió:
-No lo sé, a mi se me hizo eterno, pero no tengo ni idea cuanto tiempo estuve ya que mi madre había salido de casa y estaba yo solo en mi casa. Ni me fijé en el reloj.
Lo único que sé es que tenía un dolor en la espalda insoportable y que al terminar, el dolor había desaparecido. Eso sí, no conseguí dejar de fumar.

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Caída de un rayo a un pastor
En una conversación con un amigo, hablábamos de esas cosas inexplicables que ocurre en la vida. Entonces me contó un relato que le ocurrió a su padre cuando era joven.
Gabriel, que así se hacía llamar, era pastor en una pequeña localidad de la provincia de Ciudad Real, Región de Castilla-La Mancha, España.
“Todos los días mi padre salía al campo a pastorear el rebaño de ovejas que tenía en los prados de la zona. Cada tarde Gabriel volvía con su rebaño a meterlas en el corral destinado para tal fin.
Una tarde del mes de junio se preparó una tormenta en muy poco tiempo y aunque hicieron el trayecto de vuelta más rápido de lo habitual, la tormenta se desató antes de entrar en el pueblo. Truenos y relámpagos no dejaban de parar, ya que el núcleo central de la tormenta estaba sobre su pueblo, con tal mala suerte que un rayo le cayó al pobre hombre, desplomándose en el suelo dejándole inerte.
Los vecinos, dada la proximidad, vieron desde sus ventanas lo ocurrido y sin pensarlo salieron en su ayuda.
Las personas que alrededor de su cuerpo se arremolinaban no daba crédito viendo al pobre Gabriel yaciendo en el suelo aparentemente muerto.
Desde una distancia de, aproximadamente, cuatro metros, el alma de Gabriel contemplaba la escena y sin que nadie le oyese gritaba: “¿Qué hacéis ahí? ¿No me veis que estoy bien detrás vuestro?
Virtualmente Gabriel fue apartando a sus vecinos que rodeaban su cuerpo tendido, y al verse a sí mismo, se tumbó junto a su cuerpo volviendo a dar un respingo de vida.
Cuando Gabriel contaba esta historia, la gente no lo creía y decidió olvidarlo para siempre”.
¿Fue un milagro? ¿Existe el Más Allá? La verdad es que Gabriel continuó con su vida percibiéndola de otra manera distinta.
Esta experiencia le hizo reflexionar su forma de ver la vida.

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Sábado 11 de marzo de 2023. Hacía mucho que no hacía ningún recorrido por los senderos españoles y decidimos ir a la provincia de Ávila, región de Castilla-León, y comenzar el Sendero de la Laguna Grande, en la Sierra de Gredos. Para cualquier persona con cierta preparación física le resultaría un agradable paseo, pero para mí, que no estoy acostumbrado a largas caminatas y mucho menos por un sendero empedrado, ya que por allí pasaba una calzada romana, me resultó un tanto peculiar, por decirlo de alguna manera. Hice la mitad del recorrido, que ya fue bastante para mi espalda operada un tiempo atrás.
Cuando pasamos por el denominado «Prado de las Pozas» con una cascada al fondo y otra completamente congelada, se me llenó mi espíritu de felicidad. Aquel entorno me llevó al éxtasis de alegría. Para mí fue la culminación de la ruta. Probablemente habría lugares en la misma ruta de igual belleza, o aún más, seguro, pero decidí dejarlo para otra ocasión cuando esté mejor preparado.
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El viernes 3 de marzo de 2023, mi amigo Toño y yo, visitamos por segunda vez el Pontón Alto del Río Eresma, el embalse menos caudaloso de la Confederación Hidrográfica del Duero, pero para nosotros, de una belleza increíble.
Recorrimos parte del Sendero de los Reales Sitios, que comienza en La Granja de San Ildefonso y finaliza en Valsaín, con una distancia entre ambas localidades por dicho sendero de 5,2 Km., a los que habría que sumar la distancia de vuelta hasta donde hubiésemos estacionado nuestro vehículo.
El sendero transcurre por la ribera del río Eresma, y aunque algunos lo definen como «aguas bravas», nosotros comprobamos que aún siendo algo rápidas por algún tramo, pero lejos que sean «bravas». Pero eso sí, en el embalse está prohibido el baño por ser muy peligroso.
Hice fotografías de varios tipos; paisaje, aproximación y lo que yo llamo Photo-Art, que son imágenes abstractas de lo que voy encontrando por la naturaleza.

Para ver todas las imágenes, pincha en el siguiente enlace:
https://tonynavarrofotografias.wordpress.com/porfolio/
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¡¡Nos vemos en el siguiente reportaje!!